El hotel tiene un estándar de tres estrellas, y honestamente no lo consideraría un hotel de cuatro estrellas. En las habitaciones tienen edredones nórdicos, pero algo realmente extraño es que no usan fundas nórdicas, sino que colocan dos sábanas y la funda del edredón en el medio. Esto no me parece lo más higiénico. Además, las toallas tenían rotos y el elevador también estaba dañado.
Durante nuestra primera noche, tuvimos que quejarnos porque no podíamos dormir debido al ruido de los vecinos del piso superior, que parecían estar saltando en la habitación. También pedimos una cama doble, pero las habitaciones solo tienen dos camas individuales que ponen juntas cuando se solicita una cama doble. Esto resultó incómodo, ya que las camas se separaban constantemente, dejando un hueco en el medio, lo que no es ideal para dormir en pareja.
Sin embargo, lo que realmente destaca de este hotel es su personal. Son sumamente amables y siempre están dispuestos a ayudarte. ¡Un verdadero punto a favor!
En cuanto a la ubicación, es excelente. Si te gusta caminar, puedes llegar a muchos de los principales puntos de interés a pie, y además, el hotel tiene una buena conexión en transporte público, con varias opciones de autobuses cercanas.