Es una casa de 200 años, con pisos, entre pisos, una terraza, una mini cafetería, cuartos muy amplios, con todo el ambiente y la decoración de un hotel de los 60s. El servicio fue super bueno, los jóvenes que atienden siempre dispuestos a ayudar e ir un paso más allá para hacerte sentir en casa. Sólo el lobby es muy pequeño y las escaleras un poco estrechas, pero cuenta con elevador y está muy bien ubicado.