Hotel muy bien situado y cómodo, con una parada de tranvía justo en la puerta. Las habitaciones no son muy grandes, pero resultan confortables y bien equipadas. El desayuno es correcto y suficiente para empezar bien el día. El personal destaca por su amabilidad y disposición. El parking cuesta 21€ al día. Un punto muy positivo es que incluyen la cena y la “fika” (merienda): ideal si viajas con presupuesto ajustado. Siempre ofrecen una sopa caliente, ensalada y algún plato de carne, lo cual se agradece después de un día fuera. Las puertas de las habitaciones son muy pequeñas, pero como son celdas reformadas, quedan bien.