Después de 4 noches, la última tuve que cambiar de habitación. Al entrar en ellas, vi que era una cueva, sin luz, es una parte trasera que aunque tenga patio, hay un muro que no sabes ni que hora es de lo oscura que es, no entra ni un rallo de sol, y los coches o clientes de arriba te ven si estas en el patio, por lo que tienes que tener la cortina tirada todo el dia para preservar la intimidad.
Después de gastarme un dineral en las noches anteriores, fui a recepción para preguntar si podrían cambiarme a una planta superior y no parecer un oso en una cueva, y la respuesta de la recepcionista y de la supervisora fue que estaban llenos y que lo sentían.... ante mi insistencia, apareció un milagro, habían habitaciones libres, ¨fue un milagro¨ claro,........ pero teniendo que pagar un suplemento.
La queja es por poca empatía, la mentida de las dos chicas al decirme que estaban llenos, pero luego ya no, que habían libres previo pago, y después de gastar tanto dinero en los 4 dias, fueran incapaces de ayudarme y darme ese placer. No pedía la suite ni vistas al mar, pero algo con mas claridad. Solo fue este dia 16 de octubre por la tarde, porque el resto de dias, tanto el recepcionista de la mañana y tarde fueron excelentes. No recomiendo este hotel si os dan estas habitaciones, son verdaderas cuevas, y tampoco la falta de simpatía y predisposición de ayudar de dichas chicas que trabajaron el 16 de octubre por la tarde. Espero la dirección tome medidas. Gracias
LLUIS