Ubicación excelente, en plena mezquita,te puedes mover por allí y subir en cualquier momento a por la chaqueta cuando refresca o cambiarte de ropa, echar una siesta etc. sin coger el coche ni caminar demasiado. Atención especial del personal, sobre todo de una de las camareras de la cafetería (pelo largo negro con gafas de pasta negra y bonita sonrisa) que se brindó amablemente a prepararme una infusión especial con orégano que le pedí. Lo gestionó rápidamente con cocina y me lo hicieron. Desde aquí, de nuevo, mi agradecimiento. Si tuviese que poner un pero seria que en las habitaciones se oye el bullicio de la gente de la calle de la mezquita.