He pasado una noche allí y respecto al hostal puedo decir que la ubicación es muy buena y la habitación que me tocó estaba reformada y limpiada.
Los aspectos negativos los encontré después. El climatizador estaba roto y no pude poner la calefacción por lo que pasé frío por la noche, no podía dormir y acabé poniéndome sobre el pijama el forro polar y unos calcetines para poder dormir.
Había un calefactor eléctrico pero olía mal al ponerlo y temía que fuera peligroso dormir con él, unido al ruido que hace...
Por otro lado, la insonorización tampoco es su fuerte ya que oía y hasta entendía perfectamente la conversación de la pareja de al lado.
Para la ducha tan solo había tres sobrecitos de jabón.
Y lo peor, para mí, fue el desayuno. Consiste en medio croisant plancha, una tostada de pan de molde, una magdalena, un sobao, mermelada, mantequilla, un vaso de zumo de bote y un café, que aunque pueda parecer abundante, para los que nos gusta una opción más saludable como son unas tostadas con aceite fastidia un poco encontrarse tanta bollería embasada. Pregunté si podía cambiarlo por dos rebanaditas de pan con aceite y me dijeron que no, lo que me dejó bastante plof y con ganas de salir para irme a la cafetería de al lado para poder desayunar a mi gusto, ya que el que te cobren el desayuno en el precio y no se ajuste a los gustos de los clientes hace que, al menos para mí, este lugar lo descarte para el futuro.